miércoles, 4 de enero de 2012

Posteado por fotografiasraulfg | Etiquetas : ,
La situación más básica a la que nos enfrentamos al tomar una fotografía, es tener un único sujeto frente a nuestra cámara. En este caso, tenemos dos opciones: acercarnos para llenar el encuadre, o alejarnos para incluir parte del entorno.
Y de que nos podríamos valer para tomar la decisión:
Primero, el contenido de la imagen; puesto que mientras más espacio ocupa el sujeto en nuestra fotografía, mas detalles podrá mostrar, y si es algo inusual o importante, tenderemos a llenar el encuadre con el. Por consiguiente, si el entorno es muy familiar, tal vez no valdrá la pena incluirlo.
Otro aspecto es la relación sujeto-entorno; ya que, si es importante para el contenido de la imagen o para situar al sujeto en un contexto, deberemos de incluirlo.
Un tercer aspecto es la relación subjetiva espectador-sujeto; si la presencia es importante y conviene que el sujeto domine la escena, entonces acercarlo al espectador llenando el encuadre puede resultar razonable.
Con todo, no debemos olvidar que hay cuestiones técnicas involucradas también, como la longitud focal, la escala del sujeto, etc.
Sin embargo, en la mayoría de las fotografías de un solo sujeto, el foco de atención no llena todo el encuadre, ya que podríamos correr el riesgo de que la vista pueda sentirse incomoda al concentrarse en puntos muy cerca de los bordes; a menudo se necesita un espacio libre alrededor para moverse sin restricciones.
Bibliografía consultada: “El ojo del fotográfo” de Michael Freeman.