Se me ha hecho común tomar fotografías a la luna, es que durante
estas últimas semanas es un tema común hablar de ella, desde que aparece en el
firmamento, junto a dos planetas. Al principio pensaba que era difícil, y que
para hacerlas necesitaba un gran equipo. Nada más lejos de la verdad. Uso mi
lente normalito, un 70-300mm, pero hago acercamientos en el postprocesado de la
misma. En efecto, con el Photoshop hago un reencuadre y un enfoque suavizado, y
con eso logro el acercamiento que no obtengo de la cámara.
Empecé a usar la prioridad al diafragma en f8, pero después
cambié a manual siguiendo en f8. No me confío, en esos momentos, del exposímetro
de la cámara, puesto que si lo dejo correctamente expuesto, la luna sale
sobreexpuesta, por lo que subexpongo dos pasos, y a veces más, para que la
luminosidad de la luna no me arruine la imagen, y se puedan ver con claridad
detalles de ella. Siempre uso trípode y disparador remoto, además de bloquear
el espejo.
Lo interesante es estudiar la exposición de la imagen y ver
que no se corresponde a lo que dice el exposímetro, el típico caso en que
debemos confiar en nuestro ojo y en nuestros conocimientos.
De tantas fotos que le he tomado, ahora sé bien como tengo
que exponer en manual, para que me salga correcta. Y de aquí parte todo, es
decir, con una buena toma puedo hacer un muy buen postproceso, si no la tengo,
ni siquiera lo que haga después la salvará.
Pero, aun así he tenido que acostumbrarme a ver como lo hace
la cámara, puesto que la mayoría de las veces creí que era buena, pero una vez
vista en el pc, ha sido otra cosa.
Y de paso aprendí un poco de astronomía, y de cómo varia la
luna al pasar por sus diferentes estados.
En resumen, a usar el instinto en determinas fotos, y a
practicar el postproceso en Photoshop con toda tranquilidad.