Desde que empecé en este arte, he tenido la clara intención de superarme cada vez más. Y una forma de hacerlo es aprendiendo a hacer mejores fotografías.
Pero, claramente existe mucha competencia, que me obliga a establecer un diferencial, un plus que me haga sobresalir como fotógrafo.
Lo objetivo es que ha proliferado el uso de las cámaras fotográficas, cualquier persona mantiene una y es capaz de tomar una fotografía, pero muy distinto es hacerla, y aquí radica la diferencia según yo.
Tomar una fotografía es llegar, situarse delante del sujeto u objeto, y apretar el disparador.
Hacerla implica usar mis conocimientos de exposición, de composición, y de iluminación, y darle ese toque que la hará diferente, y agradable al espectador. En efecto, recordemos que una fotografía es agradable cuando éste no la ve aburrida, ni plana, en cambio le resulta interesante, y hasta puede descifrar la historia que se quiso contar. Así un foto reportaje debe su éxito a que cada imágen es más llamativa que la anterior, y la que viene se espera con expectación.
Algunas veces, tengo muy poco tiempo para pensar en los tres elementos nombrados más atrás, pero aunque sean segundos, me he acostumbrado a usarlos, y estoy seguro que con la experiencia de cada día, hasta lo podré hacer inconscientemente.
Ya hace mucho tiempo que dejé de tomar una fotografía, hasta la más común, la más rápida, la hago, observo el entorno por el visor antes de apretar el "gatillo", y determino que debe estar y que no en el encuadre, cambio el punto de vista, etc,. Y cada vez que hago esto, aprendo a diferenciarme más de los que toman fotografías.
Y para mi esto es importante. Si quiero vivir de la fotografía, si quiero establecer un antes y un después en mi vida de fotógrafo, tengo que, necesariamente, diferenciarme, como en todo negocio, o estaré perdido y no sobreviviré.
Y por añadidura voy ganando bagaje, sigo aprendiendo, sigo mejorando, y sigo aplicando lo que aprendo, con las claras intenciones de seguir mejorando.