A veces me pregunto si estaría bien llenar el encuadre con mi sujeto, aprendí que no siempre es factible.
Entonces, empecé a hacerme 3 preguntas para decidir si realmente deseo hacerlo:
1) deseo mostrar detalles únicos?, en este caso sí lleno el encuadre, puesto que la idea es mostrar algo que quizás a simple vista no es posible ver,
2) es el entorno importante?, en este caso verifico si el entorno le da más historia a la imagen, si es así me alejo para incluirlo, de lo contrario es mejor llenar el encuadre con el sujeto u objeto, y
3) deseo acercar al espectador a la foto?, puede que necesite que el espectador vibre con la imagen, en ese caso, trato de llenar el encuadre.
Sobretodo, aprender que un sujeto grande en el encuadre siempre impacta es una regla importante de saber.
También existen inconvenientes, como que el espectador podría sentir presión en un encuadre cerrado, terminando agobiado. Y a veces el sujeto no llena el encuadre de manera que añada información a la foto, por lo que no logramos el dramatismo que esperábamos.
Pero, por sobretodo, llenar el encuadre cambiará para siempre el sentido de nuestra foto y pudiera desvirtuar lo que el fotógrafo desea comunicar, por eso es importante que la justificación para llenarlo sea realmente poderosa.
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